RESTOS DE JUKEBOX, de Valeria Iglesias


Cuerpo muerto. Vacío de la ausencia que revive en los restos.
Juego que comienza y termina con un abandono.
Desamparo que nadie pide y al que hay que adaptarse en "la urgencia del vivir".
"Yo no pedí este abandono/lo construyo a mi medida".
Como si la vida fuera una repetición de abandonos: todo nos deja; los objetos "seguridad de los objetos/tu libro sobre mi mesa", las personas y también nosotros mismos "para luego zarpar/sin retorno". Nada es infinito, en algún lugar se transforma, pierde su brillo, se rompe, se muere y nos deja solos.
¿Qué hacer entonces con todos estos abandonos?
Estar siempre en movimiento para recomponer el cuerpo muerto en el cuerpo de la lengua desde otro juego, casi tan excitante como el primero.
En este, las escenas están fuera de cuadro, se asemejan al sueño, son más silenciosas, y el final puede ser diferente al paralelo "intuyo dos o tres finales posibles" aunque siempre llega "todo son eso: un final".
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Paola Ferrari